Hay días así en que no anda todo tan mal,
Pues en todo pareces estar tú y se vuelve muy singular
La sensación de reciprocidad,
De un espejo que muestra que del otro lado es igual.
y puedo respirarte, oírte y tocarte
En mi corazón surgen pueriles anhelos que no acierto a dominar,
ni pretendo el contener las mariposas
pues pareciera posible el permitirme amar
Porque tu presencia invade todo
Tanto que se llegan mis sentidos a intoxicar
y mi cautela se torna ineficiente
al riesgo de amarte de un modo intemperante
que fácil parece entonces liberarse.


.....sin embargo

De madrugada cuando el sueño
Se escapa de mi torturada conciencia
Para buscar en tu insurrecta mirada,
Promesas de acceso a un anhelante cielo:
Tu boca.
Mis sueños no encuentran nada
Tus ojos no dan promesas,
Están así indiferentes, estoicos
Atentos a la reciprocidad neutral

Y cuando me miras así
me odio más a mí que a ti
Porque ésta mi imaginación
no obedece a esa tu razón
es una parte incontrolable de mi:
que me desgarra, locura febril
que incansable me atormenta
con imágenes intangibles,
de besos y caricias sublimes.

Me odio, porque al decir “te odio”
Una sonrisa traiciona el tono
de esa línea que es insustancial
Que no tiene nada de verdad.

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